Thursday, January 10, 2008

Las fotos que le faltaron al álbum de Nino Quincampoix


¿Cuándo los soñadores se dan cuenta que encontraron la felicidad? Esa es una pregunta absurda, la màs absurda de todas...pues en todas las cosas podemos encontrar algo agradable, en cada paso mágico y hasta en las penas.

Solemos volar hasta lo más alto y caer profundo, llorar y temblar sin medida cuando es necesario y reir dejando fluir esa emoción por las pupilas cuando todo parece maravilloso.

Recuerdo cosas de mi adolescencia, los 15 años, de lo conflictivo y lo apasionante, la búsqueda de las no - medidas, la vívida mezcla entre infancia y juventud, las bromas, los reclamos, las ideas que comienzan a formularse, criterios que comienzan a erigirse, el creer después de una etapa autodestructiva que puedes ser quien salve a la humanidad, hacer algo por cada persona que se cruce en tu camino, poder compartir momentos con los amigos sin pensar en nada más...dicho sea de paso, a esa edad nunca pensé en enamorarme de nadie hasta que conocí a un chico, el nuevo del salón en el último año de secundaria, nos ibamos caminando juntos, comiendo dulces al salir del colegio, leyendo poesía y tocando guitarra mientras cantabamos en los recreos...una vez nos tomamos de la mano y nuestra historia terminó con cartas cuando acabo el año escolar. Tiempo después sólo era un enviado del cielo...lo encontraba casualmente en la calle justo cuando me sentía muy triste.

¿Será un amor como el de Toto y Helena? La perseverancia de Toto es completamente admirable, sin embargo los años pasan y no vuelves a querer a nadie tanto como quisiste a ese primer amor...

Después de eso, no había llegado a sentir algo tan puro y limpio por alguien, hice con torpeza y rapidez los cimientos de un castillito de cristal que mi corazón parchado y medio moribundo quiso ver ponerse de colores a ver si me devolvía la alegría.

¿Ilusa? Tal vez por dar todo y cambiar mi vida de porrazo intentado que todo salga bien. Recuerdo a Forrest Gump y a Jenny, el tiempo que él espero a que ella vuelva a su lado, todas las cosas que hizo para poder estar cerca a ella, y se concretó al final aunque la felicidad fue corta.

Al final siempre apostaré - como último recurso y salva de mi insulsa vida - por la casualidad...Así como Amelie, que de tanto caminar cargando piedras, ilusiones, soledades y gnomos, encontró cerca del tacho de basura a Nino Quincampoix coleccionando las fotos que tiempo después los juntarían de manera casi inesperada...Así como cuando alguna vez arme un rompecabeza y lo desarme, así como intenté buscarle un séptimo color al cubo mágico y pintarme un amor étereo e iluso como yo.

3 comments:

markín said...

Esa formas de hacer nustra vdias moldeadas. Películas que alimentan nuestras ilusiones.

Se eleva el deseo de esperar y porfiar en un amor que en muchas coasiones no vulve a neustras vidas y quedas cual Penélope.

En otras vuelves pensando te esperan y ya no, ...

Amelie y Fores merodean en tu futuro, tal como pululaban en la mente de Madame Bobary.

No es malo. El control es tuyo, así como los momentos con que escribirás cada fase de tus historia.

chau.

Anonymous said...

Quizás el encuentro final se demore en pos de una búsqueda que enriquezca con distintos matices (esperanza, ilusión, fe, sacrificio) el amor, que seguramente durará muy poco, pero que jamás podremos olvidar.

O no es acaso la vida una búsqueda?

Saludos.

Anonymous said...

mira lo que encontré http://okiepinokie.blogspot.com/
saludos
d.