Thursday, February 21, 2008

Sueños pesados


A veces con cierto temor me atrevo a imaginar mi trágica muerte. Suelo imaginarme historias patéticas que discurren frente a mis ojos con mucha calma, suelo gritar por los ojos cuando nadie me ve, trueno mis dedos cada vez que tengo miedo y no lo quiero decir, de vez en cuando cierro mi ojo derecho como un tick nervioso que sólo se ve cuando me olvido de borrarlo de los diarios y así camino los días feriados, cojeando de la pierna derecha porque sé que ese día no hay más que buscar.

Yo sé que hay cosas que ya no puedo remediar, no puedo evitar la pena que la gente carga debajo de las suelas, no puedo más que sentirme el colador de las emociones ajenas, quien lee las historias en las pistas, quien vive para morir contento por haber sabido más que los demás.

El vértigo me viene cuando camino durmiendo, cuando todo da vueltas como sintiendo el irremediable efecto de una locura tóxica que al final, es básica para engañar al alma y creer que todo se puede olvidar.

Nunca dejé que me prohíban nada, todo lo contrario…infringir las restricciones siempre fue más excitante, mis heridas pueden dar fe de que no hice caso a las recomendaciones que me dieron, pero muchas de esas heridas - parcialmente cicatrizadas - se convirtieron después en documentos completamente provechosos para saber vivir.

Por eso, ser un buscador resultó.

Wednesday, February 20, 2008

Canciones elementales para hoy

Recomendable: Café Tacuba

Ay amor divino


Baile de salón


Ella [con Enanitos Verdes]

Sunday, February 17, 2008

Tuesday, February 12, 2008

"In Taberna"

"Me entrego al vicio sin reparar en la virtud,
más ávido de voluptuosidad que de salvación,
muerta está mi alma, por ello sólo la carne me concierne".
[Canciones de Beuern]

Ya no me das pena, señorita


[Están abriendo bares junto a tu corazón]

Monday, February 11, 2008

Ahora es demasiado tarde "Princesa"

Cuando hoy no es "EL DÍA", tomo mis palos de tejer y las tijeras, trato de desenredar esa madeja de penas que me anuda la garganta para dejar de temblar y poder respirar. Dejar de ver el cielo más alto que otros días, ver esos restos de flores que vuelan y sentir que uno nunca podrá ser como ellas, porque ellas no se enteran de que las deshojaron alguna vez...


Me desperté temprano, muy feliz, y vi una película en la que dijeron algo en lo que pensé varios minutos después: "Las princesas son tan sensibles que notan la rotación de la tierra, por eso se marean tanto. Son tan sensibles que cuando están lejos de su reino se enferman , hasta se pueden morir de la tristeza".

Alguna vez me dijeron ilusa - algo que yo supe desde que me di cuenta de que la vida no era exactamente un sueño o una pesadilla - ¿Por qué crees en la esperanza? me preguntaron, "porque algún día puedes andar por la calle y encontrar de casualidad la solución a todo un conflicto existencial, te solucionas la vida aunque sea por un instante, así sea un constructo más de la imaginación", contesté sonriendo...me miraron en silencio hasta que sonriendo burlonamente me dijeron "qué ilusa eres". Miré al lado opuesto de la cama y contesté casi en silencio "eso ya lo sé".


Recuerdo aún esos años de mi vida, mis días violetas, en los que la tristeza era tan tangible como mi aparato respiratorio, en los que la mirada era un ejercicio absurdo, algo que se hace por inercia, hasta que me cansé y vi que las cosas podrían ser mejores, recuperé esa nostalgia por el futuro en la que sientes un bello sentimiento por cosas que no ocurren todavía, pero que dentro de toda esa mierda podrán concretarse algún día.


Dejé mi ropa toda negra. "El luto terminó", dejé esos faldones inmensos que podrían -según yo- ocultar la permanente enfermedad de la tristeza. Volví a gritar, a no ocultar mis penas en esos mantos con los que me cubria el pecho, salí de mi encierro, de mi celda rosa para ver cómo había cambiado el mundo, cómo había cambiado yo frente aquel gigante.
Ya no volví al luto pero el bicho sigue ahí, tal vez fue mejor no salir...y sí fue mejor salir sola y volver a casa muy temprano, cuando todos ya se fueron, regreso cantando sola canciones que me hacen creer que todo estará bien.

Ahora vuelvo a mi habitación, pues mi expresión no es lo suficientemente decente como para fingirla, como para exhibirla en las calles llenas de gente.



Seguiré cantando sola, como ayer.


Thursday, February 07, 2008

Showroom en Miraflores!



Horario indefinido

Hoy - como en algunas otras oportunidades - mi día comienza más tarde, las horas son más lentas, hoy mandé a mi epidermis a la lavandería, a mis ojos a exfoliarse y luego a clases de yoga para relajarse, puse a mi pasado en cuadernos vacios y los coloqué en mi estante y mi vocabulario se fue envuelto en toallas blancas al sauna. Hoy miro al techo esperando ver alguna mancha, al zancudo que me jodío toda la noche o tratando de leer algo que me olvide de escribir, algo que se encuentra alojado en mi cabeza, la triquina que no se despega de mi cerebro para tocar el papel y ver la luz.

"Buenos días", parece que todo lo veo en cámara lenta, escucho todo como un viento desidioso que me llega a los oidos. "¿Qué tal?" son las palabras que parece dictar mi yo autómata al llegar a cualquier parte...siempre tratando de sonreir y disculparme. "Mi día comienza más tarde" , intento decirlo sin parecer sin vergüenza -cosa que parece un poco difícil - pero que al final terminan disculpándomelo sin malos tratos.

Con la misma paciencia actuan mis amigos, aquellas personas de las que no huyo cuando vienen a buscarme, que no me reclaman nada si algún día falto, a los que no les importa tanto ciertas libertades, a los que están ahí para escucharme, a los que siempre hago reir, saben que tengo horario indefinido, que no soy una farmacia 24 horas, que soy el antidepresivo sin receta, los que me guardan un asiento en el salón porque saben que si llego, lo haré un poco más tarde.

Ellos saben perfectamente que si me voy a comprar cigarros ya no regreso, que igual me veran linda despeinada, sucia y con ojeras, que me despertarán si me quedo dormida en plena clase, a los que nos les molesta mis zapatos sucios o mi pantalón roto, los que comprenden mi lenguaje bizarro y no preguntan mucho cuando hablo porque entienden mis torpes balbuceos, saben que si llego muy pintada o vestida totalmente de negro algo anda mal.

Ellos me quieren así, rara y loca como dicen, yo los quiero por la comprensión, algo que de por si los hace extremadamente especiales...saben que si no llego es porque no quise y así respetan mi posición...saben que soy de las que va para volver después, así se irá ampliando el camino para ir y tal vez no regresar.

Saturday, February 02, 2008

Pasan los días...


He buscado en cada bodega del distrito algo más que un simple condimento, llevé sencillo, monedas de baja denominación en los bolsillos para que nadie se niegue a venderme una chispa, una tonalidad más para los colores que le faltan a mi vida.
Corrí por calles, crucé las pistas decenas de veces sin encontrar una mirada que responda a mi deseo, sin hallar palabras pegadas en escaparates repletos de mercancía.
Me sentí como la extraña pieza de un rompecabeza de 1 549 801 partes, cada una tan distinta de la otra, buscando juntarse para salvar a la humanidad - dando como resultado de la alianza, el rostro del tan esperado Papa negro - pero siempre se encuentran las rebeldes a las que el destino no importa tanto, aquellas tímidas que no pueden relacionarse y yo, lejos, riéndome del caos que les ocasiona la forzada manera de proceder, correcta y disciplinada.
A pesar del desconcierto que me produce tener que lidiar con esta congestionada y verdaderamente hepatítica ciudad, me siento a ver a sus personajes, a sus extras transitar con tranquilidad...algunos con la mirada fija, otros viendo su reloj, otros llevando con esmero a sus niños o a sus bolsas de mercado, otros lentos, algunos más rápidos pero pocos mirando al caracol que cruza despacio o al niño que quiere llorar, esos que hacen cualquier mueca, cualquier maroma para evitar el terrible suceso.
Yo veo mis apuntes, mis zapatos y los rostros de aquellos transeúntes como si se tratara de una enorme pantalla, un circo ambulante, en el que cualquier disparate sería completamente atinado y normal.
Todos viven en un largometraje, yo sólo aparezco detrás de cámaras.