Tuesday, January 08, 2008

Cuando las cosas no son tan malas


Martes 8 de enero del 2008. Han pasado ya varias cosas desde que decidí olvidarme de las penas y tomar la postura más adecuada frente a la vida: "La conchudez".

Ha sido un año bizarro, en realidad más que los demás, más de "todo" en todos los aspectos, sobretodo el de la libertad...ver esas puertas abrirse con un perfume completamente voluptuoso y exagerado, correr por las calles como cuando las soñaba completamente vacías, cantar a voz en cuello mientras corro de noche por la plaza, coleccionar rarezas con más frecuencia, salir a matar con lipstick sabor a fresa, no medir mis impulsos matonezcos y ser Malory Nox metida en el amorfo cuerpo de Brigitte Jones, acumular la rabia en los cachetes, pintarme los ojos de acuerdo a mi estado anímico, no quedrame callada y ser la más inoportuna en el momento de hacer alguna broma.

Salir a colgarme de los postes, bailar siempre en los escenarios, hablar con la gente, cagarlos cuando es necesario, tomar sin emborracharme, caer completamente alcoholizada cuando el bar me ve muy molesta, salir sin rumbo y de pronto terminar rodeada de personas extrañas hablando cosas que probablemente desconozcas, ser especialista en inventar fantasías para dejar de estar triste, dormir en las clases a las que vas dos veces por mes, reirse cuando el tumulto parece tener muchas ganas de agarrarte a golpes, pensar que puedes hacer feliz a alguien por un día y que luego diga "espero que me vuelvas a buscar". Sin embargo al final te largas recogiendo en el bolso todo el camino que te lleve de nuevo a ese lugar, lo pones dentro de la servilleta con la que te secas los labios después del café y vuelves a andar sin camino definido.

Joder a la gente en la calle, hacerlos reír cuando no se lo imaginan, jugar con las verduras en el mercado, mirar a los perros y a los niños jugando pelota, patinar en los pisos lustrosos, gritar desde los micros, pararme en las esquinas para leer los diarios, leer los anuncios más chistosos de la calle, sonreír a las señoras que saludan con amabilidad, tomar una sopa wantan saliendo de trabajar, caminar con las manos a la esplada cureoseando los techos y balcones, comprar a china el maní con pasas, meterse a un taxi cualquiera con una botella de agua helada cuando no hay ganas de nada, conversar con el taxista de lo lindo y olvidarse de ese mal día.

Hay algo bueno en todo. A pesar de la rabia, con molestias, con el "ay! ag" en la punta de la lengua, con la pena, y del mismo modo con la típica burla existencial, con el andar sin saber a donde, con el hacer cualquier cosa pero siempre hacerla bien, con la pasión puesta hasta en las yemas de los dedos, con el sentir y poder decir "cosas bonitas" así sepas perfectamente que las palabras sólo son eso "cosas que el viento se puede llevar", con el no querer quedarse siempre en un lugar...

Es puro miedo dentro de mi pueril torpeza, yo sé, pero son cosas que pasan...


5 comments:

Sandra Texeira said...

si, linda, hay algo bueno en medio de todo y es que tu y yo estamso alli

Aarón Ormeño said...

que bueno que optes por la conchudez en la vida

George said...

"jugar con las verduras en el mercado" está segura de eso, luego te quedan las uñas negras.

PD, que bueno que escojas la conchudez

Anonymous said...

super interesante el post, en serio, conchudez en todo y además ver cada cosa d euna manera diferente disfrutar de las cosas simples, me encanto la parte de ponerse lipstick de fresa y salir a matar!!! muy bueno

Anonymous said...

Well said.