Monday, February 11, 2008

Ahora es demasiado tarde "Princesa"

Cuando hoy no es "EL DÍA", tomo mis palos de tejer y las tijeras, trato de desenredar esa madeja de penas que me anuda la garganta para dejar de temblar y poder respirar. Dejar de ver el cielo más alto que otros días, ver esos restos de flores que vuelan y sentir que uno nunca podrá ser como ellas, porque ellas no se enteran de que las deshojaron alguna vez...


Me desperté temprano, muy feliz, y vi una película en la que dijeron algo en lo que pensé varios minutos después: "Las princesas son tan sensibles que notan la rotación de la tierra, por eso se marean tanto. Son tan sensibles que cuando están lejos de su reino se enferman , hasta se pueden morir de la tristeza".

Alguna vez me dijeron ilusa - algo que yo supe desde que me di cuenta de que la vida no era exactamente un sueño o una pesadilla - ¿Por qué crees en la esperanza? me preguntaron, "porque algún día puedes andar por la calle y encontrar de casualidad la solución a todo un conflicto existencial, te solucionas la vida aunque sea por un instante, así sea un constructo más de la imaginación", contesté sonriendo...me miraron en silencio hasta que sonriendo burlonamente me dijeron "qué ilusa eres". Miré al lado opuesto de la cama y contesté casi en silencio "eso ya lo sé".


Recuerdo aún esos años de mi vida, mis días violetas, en los que la tristeza era tan tangible como mi aparato respiratorio, en los que la mirada era un ejercicio absurdo, algo que se hace por inercia, hasta que me cansé y vi que las cosas podrían ser mejores, recuperé esa nostalgia por el futuro en la que sientes un bello sentimiento por cosas que no ocurren todavía, pero que dentro de toda esa mierda podrán concretarse algún día.


Dejé mi ropa toda negra. "El luto terminó", dejé esos faldones inmensos que podrían -según yo- ocultar la permanente enfermedad de la tristeza. Volví a gritar, a no ocultar mis penas en esos mantos con los que me cubria el pecho, salí de mi encierro, de mi celda rosa para ver cómo había cambiado el mundo, cómo había cambiado yo frente aquel gigante.
Ya no volví al luto pero el bicho sigue ahí, tal vez fue mejor no salir...y sí fue mejor salir sola y volver a casa muy temprano, cuando todos ya se fueron, regreso cantando sola canciones que me hacen creer que todo estará bien.

Ahora vuelvo a mi habitación, pues mi expresión no es lo suficientemente decente como para fingirla, como para exhibirla en las calles llenas de gente.



Seguiré cantando sola, como ayer.


4 comments:

markín said...

Las penas están en todo lugar, tienen su tiempo, quizá hasta hacen compañia y nos hacen saber que tenemos emociones, aunque mal , pero tenemos... y temblamos.

Con esa fuerza de temores, podemos dar amores a nuestra vdia ...
chau,.

Alfredo Perez Andrade said...

CANTAME A MI, PRECIOSA.

bichohoja said...

que jodido es el amor!
no llegara el dia en el que los medicos puedan recetar antiamoral?? o al menos solicitar baja en el trabajo??
espero que sean capaces de arreglar sus corazones, espero que el mio pueda ser arreglado tambien...me gustaria al menos poder expresarlo con la brillantez que pueden hacerlo ustedes dos...
UN ILUSO DE MANUAL

Octavio M said...

Me da la impresión de que estuvieras en un profundo proceso de reinvención.
Por cierto, yo dejé el negro hace unos meses, pocos, por razones distintas a las tuyas, pero aún así entiendo lo que implica, por ello, precísamente.