Hace menos de una semana me reencontré con un amigo al que no veía cerca de 2 años. Había estado pensando en él durante el día y nos topamos por casualidad en la puerta de la universidad. Conversamos un rato y quedamos en comunicarnos para hacerle un trabajo fotográfico.
Desde ese momento, pensé en cambiar mi Cyber shot de 7.2 MP por una cámara mejor...Fue así como el domingo pasado, decidí que, a falta de dinero suficiente para una cámara profesional, podía acceder a una humilde Lumix de 12MP.
Comencé a buscar precios por Internet, a ver nuevas cámaras hasta que, para relajarme, agarré mi Cyber shot y fui a tomarle fotos a mi nuevo cristal. La dejé al lado de una ventana alta, al costado de las escaleras y se suicidó.
La vi rebotar como una pelota de tennis y deshacerse en con cada golpe, y probablemente eso me dolió más a mí que a ella. Murió con la lengua afuera...bueno, el lente, intenté revivirla y no lo conseguí...a veces creo que no tendrá remedio así la lleve de técnico en técnico.
Esto se lo conté a varias personas, la vida sin cámara se me hace estresante. Pero hablando con una amiga que es fotografa, llegamos a la conclusión de que las cámaras son celosas, cada vez que uno piensa en darles de baja algo ocurre... En este caso, la mia se aventó al vacío. Es triste perderla no sólo porque la tengo desde hace varios años, sino porque fue un regalo de mi papá.
Ahora tendré que aprender a mirar con otros (nuevos) ojos...
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