Saturday, April 21, 2007

De Gargantúa y Pantagruel

[Obra de François Rabelais]

Por fin entre las lecturas que me dejan hubo una que particularmente me gustó: "Gargantúa y Pantagruel". A continuación transcribiré una parte del prólogo que "me gustó harshto"

" Muy ilustres bebedores, y vosotros, galicosos muy preciados - pues a vosotros y no a otros están dedicados mis escritos - : Alcibíades, en el diálogo de Platón titulado "El banquete", alabando a su preceptor Sócrates, indiscutible príncipe de los filósofos, dijo, entre otras cosas, que era semejante a las silenas.

Las Silenas eran en tiempos pasados unas cajitas como las que ahora vemos en las boticas de los farmacéuticos, pintadas por fuera con figuras jocosas y frívolas, tales como arpías, sátiros, ánsares embridados, liebres con cuernos, ocas enalarbadas, machos cabríos voladores, ciervos adornados de flores, y otras pinturas por el estilo, expresamente desfiguradas para mover a risa a la gente, a semejanza de Sileno, maestro del buen Baco. Dentro de ellas se guardaban las drogas más finas, como el bálsamo, el ámbar gris, el amomo, el almizcle, la algalía, las piedras preciosas y otras cosas de valor.

Así decía Alcibíades que era Sócrates, pues viéndole por fuera y juzgándole por su aspecto, no habrías dado por él una piel de cebolla, a causa de la fealdad de su cuerpo y de su ridícula presencia, su nariz puntiaguda, su mirada bovina, su rostro de orate, sus costumbres sencillas, vestiduras rústicas, pobreza en bienes materiales, desgracias amorosas, su ineptitud para todos los oficios de la República, siempre riéndose, bebiendo sin tasa ni medida, haciendo burla de todo, y disimulando siempre su divino saber.

Más, al abrir esa caja, habríais encontrado dentro una droga celestial e inestimable: entendimiento sobrehumano, virtud maravillosa, coraje invencible, sobriedad sin par, alegría verdadera, confianza absoluta, increíble despego hacia todo aquello por lo que los seres humanos tanto se desvelan, corren, trabajan, navegan y luchan.

1 comment:

Pepefina said...

Por sea caso, es el prólogo del mismo Rabelais...lo máshimo el Francois