Tuesday, May 06, 2008

Pesadilla

Hace un par de días desperté asustada por lo que soñé: Caminaba por el centro de Lima -por Jirón Ica- pues había oído rumores de que demolerían el Teatro Municipal, edificio diseñado por Manuel María Forero e inaugurado en 1920 y no lo pude creer.
Por eso fui acompañada, no recuerdo con quién...pero lo vi en ruinas, no tenía con quién quejarme ni sabía a dónde correr, me dio tanta tristeza esa imagen que verlo destruido hizo que recordara todas las anécdotas de aquel lugar.
Asistía seguido al teatro desde que tenía 7 años, me llevaba la Miss Silvia -mi ex profe del nido- para que vea bailar a su hija Carminia. Vi varias obras del Ballet Municipal durante años, una vez en el año 94 me quedé dormida durante la función porque no había podido dormir en toda la madrugada, también recuerdo que me escapé y tanteando en los palcos encontré uno sin llave y entré a ver el espectáculo desde ahí ¡fue genial!...ah, también los camerinos eran excelentes.
Cuando se quemó, en el año 98, me deprimí muy feo...porque yo soñaba con actuar ahí algún día, esperaba cada temporada de Ballet para ir a ver bailar a Carminia, la cosa cambió un poco cuando comenzaron a estrenar obras teatrales - como Fausto, por ejemplo - era divertido ver a los actores descansando en los pasillos cerca del baño, pues los camerinos ya no servían.
En el 2005 volví al Teatro Municipal para ensayar con mi grupo teatral (Cultural Moiras) con los que presentabamos performances en la alameda Chabuca Granda, fue un tiempo alucinante, llegar una vez por mes al teatro y apoderarnos de todos sus espacios, del escenario quemado, con otros grupos con los que contactábamos para presentaciones en la alameda.
Después trabajé en el mismo lugar pero ya organizando cursos que se dictarían en verano. Fui recepcionista por un mes y medio, de hecho tenía el escenario quemado todos los días cerca de mi, las escaleras, el sótano y bueno...la chamba de recepcionista, explicándole a la gente en qué consistían esos cursos literarios, hablando con las personas que llegan a preguntarte por una cosa y terminan contándote su vida o sacándote el correo. Al final renuncié porque no soporté a mi jefe y era estresante estar sentada casi todo el día.
Ahora visito el lugar de vez en cuando, de hecho es más difícil el acceso después del terremoto. Una vez ni siquiera encontré a mi amigo el "Pie grande" -así le decían al vigilante- y me quedé viendo todo desde la reja hasta que pasó una señora y me dijo:
- Hija, la atención y los cursos se están dando ahora en el teatro Segura
- Sí gracias, eso ya lo sé...sólo quería observar el teatro un rato
- Ah ya, sí porque las oficinas...
- La Subgerencia de Cultura funciona ahora en el Segura, ya lo sé
Le interrumpí y la miré como diciéndole que me deje sola. Sin embargo, la primera en irse fui yo, creo que fue porque no soporté ver que las escaleras estaban completamente cubiertas con esas bandas amarillas en las que dice "Peligro". Ojalá nunca boten ese teatro, nunca...

4 comments:

Octavio M said...

Hay ciertos espacios que significan tanto para uno. Me has hecho recordar a cuando fui en Semana Santa a El Olivar. Había ido una vez hace como dos años o más, pero no lo recorrí, fue como estar cerca de muchas cosas pero nada más. Sin embargo, esa noche que te hablo (de esa noche es esa foto que publiqué en mi flog) fue un verdadero viaje. Un viaje a mi niñez y a las "miles" de veces que estuve ahí, en las actuaciones del nido en el Teatrín del Parque, en mi graduación del nido, en el museo o centro cultural que hay ahí donde recuerdo alguna vez haber ido "de paseo" (en realidad íbamos caminando un par de cuadras) llevados por el nido a una actuación de títeres recuerdo a una exposición de peces también, y otras veces perdidas en mi memoria; en las mañanas y tardes en las que mi hermano mayor me llevaba a cazar sapos y ranas que luego soltaríamos en el jardín de mi casa para pesadilla de mi madre por la cantidad de nuevos inquilinos que su jardín alojaba o en aquellas veces que iba con mi mejor amigo de la infancia a pasar las horas entre los olivos. Me has hecho viajar de nuevo e_e.
Siempre es muy grato leerte, Josefina. =)

Anonymous said...

Hola Josefina!
Qué grato encontrarte en mis espacios ciberneticos (es verdad).

Bueno, es cierto que tenemos ciertas fijaciones con escenarios que marcaron de alguna u otra forma nuestra vida.

Sin embargo no es bueno aferrarnos a cosas, ya ni siquiera a recuerdos, creo q lo único que importa es haber vivido...no sé, también hablo por hablar, tu y tu fijación al teatro y yo a los cafecitos del callao, no sé.

Me voy a clases, pero pasaré seguido por aquí.
Un beso.

George said...

me ha gustado la forma tan cariñosa en la que has descrito todo.

La Lavalle said...

fue genial trabajar alli, señorita congresista.Bueno meses con gente paja y un cabezón desagradable...jajaja

puede creer que las fotos que tomé ese día ferecieron junto a mi disco duro?...y ahora?...sólo los recuerdos de la cabeza, socia mia...sólo la cabeza que nos salva de todo...